AIESEC Blog

Mamá, papá... nací para ayudar

Mamá y papá tal vez no entiendan mucho qué es lo que hago. Hay días en que yo sé que se preguntan, ¿qué tanto andará haciendo?

Sé que por mucho tiempo estuvieron enojados con lo que hacía, con hacer actividades sin paga. Ese siempre ha sido el principal motivo de nuestras peleas, el argumento siempre ha sido: “Pero si ni te pagan, ¿qué sigues haciendo ahí?”

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En su mente (y es muy respetable), no hay cabida para que yo invierta tanto tiempo, tantas energías en algo que “no me beneficia en nada”. No los culpo, hubo momentos dentro de mí en los que en verdad yo también pensaba lo mismo.

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Muchas veces me he sentí perdida en lo que respecta a mi destino. Algunas veces lo sigo haciendo pero, de lo que estoy segura es que nací para ayudar. Nací para ayudar a la gente y si, se escucha como cosa de la madre Teresa de Calcuta pero, no tiene nada que ver con eso.

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Es una convicción, una pasión que sale de dentro de mí y que me hace sentir viva. No puedo describir la cantidad de emociones que siente mi corazón cada vez que alguien me dice: ¡GRACIAS! Cada que veo a alguien desarrollando su potencial y llevando sus capacidades al máximo siento una sensación de felicidad indescriptible.

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Y al final, eso es lo que hago en AIESEC, ayudo a que más personas se den cuenta que tenemos el potencial para ser los líderes que nuestro país, nuestro continente y en general,  nuestro mundo necesita. Estoy aquí porque creo fervientemente que si hay una asociación de personas que quieren un mejor mundo, esa definitivamente es AIESEC.

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En esta organización he encontrado personas increíbles, grandes seres humanos que día a día luchan por hacer de su realidad algo más bonito.

Y eso, es definitivamente admirable al punto que, cuando llego a pensar que existe AIESEC en diferentes partes del mundo se me hincha el corazón de felicidad al saber que somos más los buenos, somos más a los que nos importa qué está pasando en nuestro alrededor, somos más los que haremos que las cosas cambien.

Mamá, papá, nací para ayudar, nací para ser voluntario y definitivamente eso, vale toda la pena del mundo y hoy, más que nunca, estoy más convencida de ello.