Cómo es de costumbre a la edad de 15 años uno piensa que hacer toda la ligera, sin organización y "a lo que salga está bien", es ser "cool" pero te cuento que a los 20 eso te cobra la peor factura.Te das cuenta que no es tan sencillo estudiar, descansar  y tener tiempo para una vida social.

Sin embargo, debo decir que a mis 20 años cumplo con cada cosa: estudio, trabajo y le pongo atención y tiempo a mi familia y amigos. ¿Cómo? La verdad no es una receta secreta o mágica. 

Hace tres años exactamente, entré a una organización llamada AIESEC, si has abierto este blog probablemente ya escuchaste sobre ella. Ingresé al mismo tiempo que empecé la universidad, según yo, lo podía todo. Grave soberbia. No estaba acostumbrada al ritmo veloz de la vida universitaria, más las obligaciones que van más allá de estudiar. 

Y la palabra organización era desconocida para mi. 

Hasta que claro... equilibrar clases, estudiar, y cumplir con mis deberes como miembro de AIESEC resultó ser complicadísimo. Y me la pasaba así: 

Felizmente dentro de AIESEC aprendí a diferenciar lo que era urgente, necesario e importante. A dispersar de manera correcta mi energía, en poner porcentajes de prioridades a mis tareas y por supuesto, a entender que no era una la mujer maravilla para poder hacer absolutamente todo.

Hay algo dentro de AIESEC que se llama "planning" organizas básicamente todo tu semestre con base en tareas pequeñas que son pasos que se deben realizar en un determinado tiempo para cumplir con tu proyecto mayor. Es decir, si tienes que construir una casa de gomitas, vas colocando dos gomitas cada día y si olvidas un día te atrasas y al final tu casa de gomitas quedará incompleta. 

Otro aspecto esencial que aprendí en AIESEC fue a ser consciente de lo que puedo y no llegar a hacer, por ejemplo: Quiero construir un dinasaurio gigante ¿es factible? NO, por otra parte quiero  diseñar un dinosaurio ¿es factible? SÍ. Con esto no quiero decir que no sueños en grande, o seas conformista. Si no que seas lo suficientemente consciente de tus capacidades y sobre todo del tiempo que dispones. 

Llegué a un punto que podía organizar mis estudios, vida social y AIESEC. Lo que hacía era priorizar y no procastinar o desgastar el poco tiempo que disponía. Fue grandioso llegar hasta eso porque no quedaba mal y sobre todo: podía descansar. 

Ahora que me encuentro realizando mis prácticas profesionales mientras estudio, puedo afirmar que la vida no se me hace trozitos intentando descifrar qué hacer y qué atender primero. Las dos funciones las hago correctamente, sin retrasos, ni estrés. 

AIESEC no sólo una plataforma de liderazgo,es más que eso. Es una plataforma en donde te darán las herramientas necesarias para poder sobrevivir en el exterior.

Créeme que durante o después de tu experiencia dentro de la organización sentirás los cambios y vivirás cada uno de los aprendizajes, te servirán de por vida y sabrás que AIESEC nunca fue una mala decisión.