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Dejar de echar culpas y empezar a buscar soluciones

 

Dentro de la vida de cualquier ser humano, llega a pasar una etapa a la cual me gusta llamar la echadera de culpas referente a la acción de uno o varios individuos que gustan de desligarse de la responsabilidad de sus actos y por el contrario, usan la forma más fácil para salir del paso: echarle la culpa a otro.

Este comportamiento no está ligado sólo a sectores educativos sino que se extiende por todos lados y llega también a ambientes laborales y políticos. ¡Nadie se salva de este mal!

Si algo he aprendido en AIESEC es que echando culpas uno no llega a ningún lado. Ser orientado a soluciones es una aptitud que cualquier persona en cualquier edad puede y debería desarrollar. Ya sea mediante la lectura de distintos artículos o bien a través del aprendizaje obtenido en la vida diaria, todos debemos comprometernos con acabar esta mala práctica. Esto es vital pues está ligado al ambiente en el cuál uno se desenvuelve y en gran parte, habla de nuestra forma de reaccionar ante situaciones que pueden o no estar bajo nuestro control.

A continuación, comparto ciertas prácticas que pueden ayudarte a ser más orientado a la solución:

1. No asumir:

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Uno de los problemas más comunes en el ambiente laboral es asumir antes de preguntar por la historia o el contexto. También el obviar o normalizar comportamientos de los colegas. Asumir es dar espacio a la interpretación pues cada persona piensa y siente diferente.

2. No tomarlo personal:

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Muchas personas se sienten señaladas de manera inmediata ante cualquier comentario, en ocasiones por experiencias pasadas. Antes de que eso pase, decide que lo que suceda en el plano profesional se quedará ahí mismo y no lo llevarás a casa. Tomarlo personal es ponerse a la defensiva y es aquí cuando se da la echadera de culpas.  

3.Separar la amistad de lo profesional:

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El problema de las amistades en el trabajo es que a veces se usan para excusas o para malos entendidos. Es importante hacerle saber a los compañeros del trabajo que el plano personal y profesional están separados por una delgada línea llamada: respeto.

4. Escuchar antes de hablar:

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Este es un problema común y muy difícil de superar para muchos. Después de todo, hay numerosos cursos sobre cómo hablar mejor, pero ¿cuántas veces hemos escuchado sobre un entrenamiento con el título “Aprende a escuchar con empatía”? Escuchar y entender lo que tu compañero quiere decir realmente es crucial para el trabajo de equipo. Esta es una habilidad que definitivamente he podido mejorar luego de trabajar en múltiples equipos en AIESEC.

5. Hacer preguntas antes de señalamientos:

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Antes de echar culpas habrá que hacer ciertas preguntas para entender la situación como un todo y así retroalimentar a nuestros compañeros con comentarios útiles en vez de opiniones desubicadas. Todos hemos sido acusados alguna vez de algo que no es cierto, incluso cuando nos lo están diciendo “por nuestro bien” o “para que mejoremos”. Sin embargo, nos hemos molestado porque simplemente no es cierto lo que se nos dice. Para evitar estas situaciones recuerda hacer preguntas específicas para asegurarte de que entiendes bien antes de emitir una opinión.

Asumir la responsabilidad de nuestros propios actos nos ayuda a ser más resilientes y humildes. Esto nos permite ser mejores personas con nuestros amigos y familiares, sin dejar a lado el gran beneficio que se obtiene en el ambiente laboral, y por supuesto, la satisfacción con uno mismo.

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