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¡Mi historia con México!

07.mayo 2017 / 0 Comments / / by Lucia Chiyong

 Todo empezó cuando firme el contrato y se hizo oficial mi viaje a México, sólo era cuestión de que pasen los meses para que llegue el inicio de esta gran experiencia. La noche anterior al viaje no pude dormir, lo único que podía pensar era: “¡Wow mañana me voy a hacer un voluntariado en México!” era mi primer viaje solo así que los nervios estaban apoderándose de mí.

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En la mañana fui al aeropuerto, abracé a mi mamá y abordé el avión, al inicio sentía un poco de miedo pero pasados los minutos me fui adaptando y observando por la venta lo lindo que es América. Después de unas horas llegué a Chihuahua México, al salir del avión sentí un frio inmenso ya que estábamos a  8 grados, fue mi primer choque cultural debido a que en Panamá nunca la temperatura baja tanto.

En el aeropuerto estaban esperándome miembros de AIESEC en Chihuahua. Es impresionante que a pesar de que tú seas un desconocido para ellos, te reciben como si fueras una persona muy especial, fue muy bonito llegar a un lugar nuevo, que no conocía a nadie y vivir esa actitud tan acogedora.

Junto a ellos subimos a un auto, llegamos a la casa en donde viviría las próximas seis semanas. Me recibieron con unas quesadillas y un chocolate caliente, fue  una noche en la que nos conocimos, hablamos bastante y reímos mientras vivíamos la mejor experiencia cultural.

Ese mismo día, cuando ya iba a dormir miraba el techo y no podía creer que en serio estaba en México a muy poco de iniciar mi experiencia como voluntario.

Eventualmente llegó el día lunes, fue el primer día en la ONG. Tenía que trabajar tres semanas con niños que tenían discapacidades múltiples, fue un gran reto para mí ya que realicé mi intercambio teniendo solo 19 años, nunca había educado a ningún tipo de niño. Acompañándome a esta aventura estaban junto a mí dos panameños y un peruano. Lo que hicimos en un inicio fue un plan educativo para los niños en donde cada uno de nosotros nos distribuíamos las lecciones que íbamos a dictar; el peruano y uno de los  panameños realizaban clases de arte mientras tanto, la otra panamañena en baile y yo en cocina, además de esto le dábamos a los grupos de clases charlas sobre nuestros países y los niños disfrutaban bastante esto.

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Pasadas las tres semanas yo era alguien totalmente nuevo, sabía tratar a la perfección a un niño con discapacidades. Despedirme fue muy emotivo ya que es asombroso ver como muchos de estos niños me consideraban un mejor amigo, un hermano o incluso un padre, esto me conmovió bastante y fui consciente del impacto que estaba generando.

En mi intercambio viví otra experiencia con una ONG diferente, esta vez era un refugio de perros y gatos. Ya que soy amante de los animales, esto me tenía muy emocionado. Al llegar me di cuenta que sería un tanto complicado ya que éramos 4 jóvenes del proyecto, la dueña de la organización, su madre, éramos  6 personas con 150 perros y 15 gatos.

Fueron días pesados pero muy gratificantes. Alguna de las actividades del refugio consistían en alimentarlos, limpiar sus casas, bañarlos, córtales el cabello y ayudábamos para la adopción de los mismos. Al terminar cada día, uno se daba cuenta que cada gota de sudor valió la pena al ver a los animales tan contentos y tranquilos. Así fue como unos jóvenes que sólo sabían pasear perros y darles de comer aprendieron más acerca del comportamiento animal y de cómo tratarlos.

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Finalmente el día que menos quería que llegara, llegó y así fue como terminó una gran experiencia que nunca olvidaré. Me dejó muchas enseñanzas, una nueva familia mexicana la cual me enseñó su cultura y sobre todo a quererla, formé nuevas amistades con diferentes personas de diferentes partes del mundo como Perú, Colombia, Brasil, Argentina y por supuesto mexicanos.

Vivir todo esta experiencia cultural y de voluntario definitivamente te vuelve un ciudadano del mundo, comprometido a la mejora del mismo.

Pasado todo esto llego el momento de decir hasta luego, despedirse de esas personas tan especiales que conociste y que hasta el día de hoy siguen en contacto contigo fue difícil, pero a la vez sentía una alegría porque sabía que los volvería a ver ya sea en México o cuando vinieran a mi país"


Luis Donato es joven de 20 años, estudia Mercadeo y Negocios Internacionales en la Universidad Tecnológica de Panamá. Él es un joven como tú y yo, la única diferencia es que él decidió cambiar su mundo tomando un intercambio en México. Y tú ¿qué esperas para vivir una experiencia como la de Luis? Impacta Latinoamérica y amplia tus horizontes con AIESEC