Ahora soy más consiente de los problemas que tenemos en nuestra sociedad y en otros países. Estoy constantemente retándome y saliendo de mi zona de confort y con este intercambio pude descubrir cosas sobre mí.
– Divina Domínguez, 19 años, Ingeniería Industrial, UTP
Este verano decidí tomar un intercambio social con AIESEC a Manizales, Colombia y sin duda ha sido una de las mejores experiencias que he tenido hasta este momento. Muchas cosas marcaron este intercambio, pero algo que siempre tendré presente es a todas las lindas personas que conocí y que nunca olvidaré.
Durante este período de seis semanas viví en la que nosotros llamábamos Trainee House, hogar de una hermosa familia colombiana que acogió a 27 intercambistas de Brasil, Costa Rica, México, Perú, El Salvador y Panamá. Sí, éramos 27 jóvenes (más los otros intercambistas que nos visitaban) en una sola casa, todos de diversas culturas, con pensamientos y realidades diferentes pero unidos por un solo propósito.
Compartimos mucho: risas, llantos, secretos, rabias y pensamientos, tuvimos noches en donde a cada país le tocó cocinar un plato de comida característico (todos demasiado buenos). Fuimos juntos por lugares en Colombia, compartimos Navidad y Año Nuevo, algo totalmente diferente para nosotros estando lejos de nuestras casas y familias, pero de alguna forma no se sentía así porque ya nos considerábamos una familia multicultural.
Parecerá una locura (y no mentiré, lo era) pero seguro la viviría de nuevo ya que aprendí tanto y por lo que compartí con todos. Créanlo o no, es más fácil de lo que parece.
Los consejos que podría dar si alguna vez te encuentras en la misma situación serían:
Mantén tu mente abierta. Conocerás a muchas personas con una forma de pensar y ver el mundo diferente a como tú lo haces, escúchalos y comparte lo que tú piensas.
Aprende todo lo que puedas de las otras culturas. Si hay alguien que hable un idioma diferente al tuyo trata de aprender lo más que puedas, no te arrepentirás. Así mismo pregunta por las costumbres de los demás, incluso puedes salir aprendiendo a cocinar un plato de comida de otro país.
Paciencia. Se buena persona y espera por tu turno al baño.
Y por último, simplemente, ¡DISFRUTA! Experiencias como estas no se viven dos veces en la vida.
Con todo esto sé que tengo amigos en diferentes partes del mundo con los que puedo contar y así mismo ellos tienen a una persona aquí en Panamá que estará para ellos. Todo esto gracias a AIESEC.
Atrévete a vivir también esta experiencia, haz click aquí para conocer nuestras oportunidades de intercambio y formar tu propia red de contactos en todo el mundo.