Si le preguntas a cualquier persona que haya tenido una experiencia con AIESEC, ya sea a través de un intercambio o como miembro, te dirá que una de las mejores partes es el convivir y trabajar junto a personas de distintos países y aprender de culturas completamente opuestas a la tuya.
He tenido la dicha de vivir ambas experiencias, llevo dos años siendo voluntaria en la organización y tomé un intercambio social en Manizales, Colombia, hace cuatro meses. Todo ese tiempo, viví momentos que ahora sé me enseñaron lo valioso de aprender a trabajar con un equipo con distintos orígenes. Te enlisto solo algunos...
Bolígrafo vs Pluma vs Lapicero: La guerra de palabras
Seguro varios han vivido algo parecido. Imaginen estar en una mesa con diez chicos más, de distintos países, a punto de iniciar una reunión para el plan de acción y de pronto el que va a tomar apuntes pregunta: ¿alguno me pasa un lapicero? Quince minutos después aún todos discutían el porqué los otros no podían decir pluma/bolígrafo/lapicero/esfero como estaban acostumbrados a oir.
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Así era un día normal durante mi intercambio. Las diferencias, incluso hablando el mismo idioma, siempre salen a relucir y terminan siendo anécdotas que unen más al equipo, cuando todos comparten sobre las costumbres de su país, cómo se viste la gente y, la parte preferida de todos, las distintas comidas.
Tener una discusión en un idioma que no sea el nativo nos ayuda a ser más objetivos
Si hablas otro idioma, ¿no te ha pasado que no sabes describir bien las cosas que sientes y quieres cambiar de una a tu lengua original? Estudios demuestran que el manejar conflictos en un segundo o tercer idioma nos fuerza a dejar atrás la subjetividad y las emociones, una clave para alcanzar la resolución de un conflicto.
Otra de mis experiencias con AIESEC fue hospedar a una chica de Alemania el año pasado mientras ella hacía su voluntariado aquí en Panamá. Ser una Familia Global no es nada sencillo cuando el idioma es diferente (ella manejaba más el inglés que el español), pero descubrí que las discusiones eran mucho más fáciles de evitar y arreglabamos las cosas mucho más rápido.
Utilizar este extraño truco al iniciar una situación conflictiva, sea laboral o personal, distrae al cerebro de enfocarse en los detalles más subjetivos y enfocarse en los hechos concretos. ¿Te atreves a intentarlo la próxima que te pase?
Distintas formas de ver un problema te ayudan a decidir la mejor solución
Siempre hace bien agregar un punto de vista distinto a cualquier situación. Al trabajar con personas que han vivido cosas distintas que tú, sea porque vienen de otro país o viven en otra provincia, practican otra religión o tienen costumbres familiares diferentes a las tuyas, descubres muchos buenos y malos hábitos que agregar o quitar de tu vida.
Darme cuenta de lo mucho que procrastinaba cuando vi la manera ordenada de trabajar que tienen mis amigos brasileños, o de que al trabajar en grupo el ambiente era mucho más llevadero cuando intentaba ser lo más amable y abierta posible, como mis amigos colombianos, aportó mucho a quien soy ahora.
Y tú, ¿cómo aprendes a trabajar con distintas culturas? Vive una experiencia multicultural con un proyecto de AIESEC para lograrlo.