Exactamente faltan 33 días para que finalice una de las mejores etapas de mi vida, me faltan palabras para poder expresar todo el agradecimiento hacia AIESEC, lo único que me queda decir es:
¡Muchas gracias AIESEC! Once an AIESECer, always an AIESECer.
Hace dos años y medio, tomé la mejor decisión. Entregué mi vida, mi tiempo, mi dinero, mis horas de sueño a algo magnífico. Hace dos años y medio me volví orgullosamente AIESEcer.
Durante todo este tiempo he crecido muchísimo. Antes era una niña muy metida en sus asuntos, a lo mucho sabía lo que pasaba a nivel local y nacional, nunca arriesgaba más de lo que mi zona de confort me lo permitía, era super conformista y no me sentía capaz de poder manejar un grupo de personas. Eso era la antigua Lucía, ella no existe más.
Me gusta más mi nuevo yo, y no es que AIESEC me “lavó” el cerebro, lo que en realidad hace AIESEC es brindarte oportunidades para que tú mismo vayas autodescubriendote, pensando siempre “fuera de la caja”, retándote. Todas esas pequeñas situaciones te van construyendo, te hacen abrir los ojos ante adversidades que debes enfrentar ya.
Fue tanto el impacto de AIESEC en mi vida, que al año de estar dentro del área de marketing, supe que eso era lo que me hacía feliz. Así que tomé la decisión de cambiarme de carrera, de Administración de Empresas a Comunicación en la rama de Marketing. Puedo decirles y asegurarles que ahora soy muy feliz.
Ni que hablar de la hermosa familia que gané, son mis hermanos, mis amigos, son todo. Son personas que me impulsaron día a día a nunca vencerme, son esos “locos” que compartimos el mismo sentimiento de querer cambiar el mundo, ese hombro que necesitaba cuando sentía que el mundo se venía encima, amigos invencibles que te defienden contra todo y todos.
Son esas personas que no importan si están al otro lado del mundo siguen siendo tus hermanos.
Son cada persona linda de Panamá, Colombia, Brasil con quienes trabejé, aprendiendo un poco de su cultura.
Son esos miembros que te consideran su guía y que te agradecen por siempre haber estado allí y fueron tu motor para seguir cada día y levantarte cuando caías.
Son cada persona que conforma tu junta directiva, están en las buenas y en las malas. Aquellos que aprendiste a quererlos muchísimo con cada una de sus cualidades y defectos. Y que sabes muy bien que sin ellos tu experiencia no hubiera sido la misma.
Es ese comité, que no solo eran miembros si no tu familia, amigos, colegas. Ese comité que saca todas las fuerzas para que siempre el nombre de tu ciudad, quede en alto.
No señores, AIESEC no me lavó el cerebro, AIESEC cambió mi vida, estoy y estaré por siempre agradecida con la organización y con cada una de las personas que conocí allí.
