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Como mi intercambio cambió mi vida

Cuando me decidí a romper ese paradigma de ir a otro país sin ningún conocimiento del idioma, pasando de estar con tu familia a vivir una aventura llena de enseñanzas, me di cuenta que yo podía ser ese agente de cambio que Panamá necesita, después de atravesar un reto que cambiara mi vida.

– Ricardo Bolívar, 19 años, Ingeniería Industrial, USMA

Cuando me dijeron que podía hacer un intercambio con AIESEC tenía muchas dudas en si animarme o dejarlo pasar porque era muy joven. Yo, un chico de 18 años, con valores no llevados a práctica, simplemente me quejaba de las cosas y no hacía nada al respecto.

No tenía ese sentido de urgencia en cuanto a lo que Panamá necesita, sólo me importaba estar bien con mi familia y los demás, pues, cada quien resuelve sus problemas. Tenía muchas barreras que simplemente evité arreglar, y luego llegó esta oportunidad: hacer un intercambio social con AIESEC.

Alcé vuelo hacia la ciudad de Santos, Brasil, sin hablar nada de portugués, con el propósito de ayudar a la comunidad de “Parque das Bandeiras” en la ONG Frutos do amanha del proyecto Driblando: Actividades de deportes, música y teatro enfocados a valores para inculcarles desde niños.

Viví en la misma ONG con 3 colombianos, 2 chicas de Bogotá y 1 de Barranquilla. Era el único panameño, hijo único. Ahí fue cuando desarrollé esa habilidad de tomar las críticas de los demás como un punto de aprendizaje. Viví en la misma ONG con 3 colombianos, 2 chicas de Bogotá y 1 de Barranquilla. Era el único panameño. Ahí fue cuando desarrollé esa habilidad de tomar las críticas de los demás como un punto de aprendizaje.

El idioma fue toda una barrera. No es fácil darles instrucciones a los niños o explicar dinámicas si no te entienden, pero queríamos de verdad influir en sus vidas. Todos empezamos a traducir lo que le queríamos decir, pensamos en soluciones y desarrollé ese sentido de urgencia que muchos tenemos dormido por diferentes razones.

El trabajo con los niños me hizo muy sensible, hizo que apreciara cada sonrisa, cada emoción al realizar actividades, cada abrazo que te daban con todo el agradecimiento y amor por lo que hacías por ellos. Cada lagrima que solté al momento de decirle adiós con el corazón en la garganta, pero con una paz por todo lo que hicimos juntos.

 Durante mis 6 semanas viví experiencias que me sacaron de mi zona de confort e hicieron en mí una persona muy diferente a la que se fue en diciembre de 2015. Durante mis 6 semanas viví experiencias que me sacaron de mi zona de confort e hicieron en mí una persona muy diferente a la que se fue en diciembre de 2015.

Es hermoso ver como jóvenes de Colombia, Bolivia, Chile, Perú, Uruguay, Paraguay, México, Costa Rica, Guatemala, Panamá, Rusia, Francia, Turquía, Indonesia, diferentes en personalidades, costumbres, modismos, idiomas y tradiciones, compartíamos una misma experiencia, que te llena por dentro.

De mi intercambio me llevo una familia brasileña, son el amor puesto en personas; amistades cortas pero fuertes, lugares maravillosos, paisajes únicos, sonrisas sinceras. Un pueblo santista que es muy amable y acogedor. Pero lo que se quedará conmigo es ese cambio que mi intercambio hizo en mí.

Todo teníamos el mismo foco, hacer ese impacto positivo en la sociedad brasilera y cómo ese impacto iba a influir en nuestras vidas personales e implementarla en nuestro país de origen. Todo teníamos el mismo foco, hacer ese impacto positivo en la sociedad brasilera y cómo ese impacto iba a influir en nuestras vidas personales e implementarla en nuestro país de origen.

Muchos me declararon loco por irme 6 semanas a un país con idioma distinto, sin ningún familiar, pasar Navidad y Año Nuevo fuera de casa. Ahora solo escuchan mi experiencia, que aprendí portugués en sólo 6 semanas, cómo administré mi dinero, me mantuve sano y salvo, las amistades que hice y el impacto social que causé.

Ahora todos me dicen que quisieran tomar un intercambio con AIESEC y yo los exhorto a hacerlo, porque escuchar o leer sobre un intercambio es sólo un abre boca a la mejor experiencia de tu vida.

¿A qué le temes? Vive también una experiencia con un intercambio social.